He dejado de cocinar por unos días, tengo que dejar que esta rabia se me pase, calmar los ánimos, por lo menos los míos. Después y solo después, volveré a la cocina.
El acto amoroso de cocinar no se puede, no se debe efectuar cuando el corazón esta tan dañado, pues la comida lo resentirá.
Me tomare unos días de descanso, al fin que cuatro años pasaran rápido…y como reza el refrán “Con pan las penas son menos”.
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