domingo, septiembre 30, 2007

Entrevista

-¿Y como quiere que lo llame?-

-Gigante-

-¿Así no más, sin nombre propio o apellido?-

-Así es-

-Pero supongo que tiene algún nombre-

-Supone bien-

-¡Ah! Pues a eso me refiero, tal ves usted prefiera que lo llame por su nombre-

-No-

Esta entrevista estaba resultando más difícil de lo que imaginaba, no solo estaba siendo complicado o más bien imposible conseguir algún tipo de contacto visual, como lo recomendaban los manuales de recursos humanos, sino que este Gigante no era de muchas palabras.

-¿Hay algo que no le gusta comer? No se, hay gente que no le gusta el pescado, o las verduras, o el picante, por nombrar unos ejemplos-.

- Me gusta todo-

-Y de beber, ¿le gusta el vino?-

-Si-

-¿Y el chocolate?-

(¡Por fin una sonrisa!)

-Si, me gusta mucho el chocolate-

-¿Y los perros?-

(Silencio)

-Le pregunte si le gustan los perros, sabe es un requisito que le gusten los perros, tengo dos-

-Hum, no, no mucho, los tolero-

-Ah…-

Ambos miraron en diferentes direcciones, ella al suelo, el al horizonte, siendo esto lo que le quedaba mas a la vista. Ella dibujo una línea con la punta de su zapatilla, de izquierda a derecha en repetidas ocasiones hasta formar un arco.

Era esta la quinta entrevista del día, y seguía sin encontrar al candidato ideal. La mirada perdida en ese surco de tierra humada de una noche anterior, el sol se estaba metiendo lentamente, un viento helado acaricio las copas desnudas de los árboles. En ese momento ella lo noto, tenia frío, hacia frío y le calo primero en los pies, después en las manos.

El noto como ella se frotaba las manos buscando un poco de calor, entonces se agacho, a la altura de los ojos de ella, sonrío nuevamente y le pregunto mirándola fijamente.

-¿Tienes frío?-

Ella no respondió, movió la cabeza en repetidas ocasiones de manera afirmativa y con los labios apretados en una clara señal de puchero.

El tomo las manos de ella entre sus manos con mucho cuidado y formo un espacio hueco por donde soplo un poco de su aliento tibio. Las manos de ella entraron en temperatura, un recorrido mas parecido a un hormigueo recorrió la parte trasera de sus orejas, y su respiración se agito levemente. Lo miro por fin a los ojos, se perdió en el iris de sus ojos, aquel abismo negro del tamaño de una uva colosal, sostuvo la mirada como si tratase de adentrarse en el, entonces volvió a preguntarle.

-¿Crees que pudieras llegar a tolerar a Dunia y Maya?-

El volvió a soplar un poco mas de su aliento por el hueco de sus manos y ella cayo en un sueño profundo, el la tomo en sus manos, con la mano derecha levanto el techo de la casa, saco la pijama y la cambio sin olvidar un par de calcetines. Una vez en la cama, la cubrió con el edredón de plumas y con el dedo índice le recorrió la espalda toda la noche.

Ella desperto, lo vio a un lado de ella, el cuerpo fuera de la casa solo el brazo metido en la recamara y el dedo índice al final de su espalda.

Entonces lo contemplo por unos minutos, el dedo, la formación de la uña el justo balance entre la palma de la mano y los dedos, se entretuvo mirando las líneas, la línea de la vida, curiosamente las almohadillas eran prominentes, después se topo con la línea del amor. Descubrió el inicio de la línea, vio los trazos delineados, unas diminutas desviaciones y otros cortes de tajo. Entonces un deseo la invadió, una ansiedad que ella conocía perfectamente la animo primero a confirmar que el seguía dormido así que resultaría casi imposible que se diera cuenta.

Extendió la mano sobre la cama, la vio abierta, iluminada por la mañana, la visión le acelero el corazón y no pudo contenerse.

Recorrió con su lengua el nacimiento de la línea del amor, lo fue probando, llenándose del sabor de su piel y su sudor. Cuando estaba por terminar el recorrido con la afelpada y rosada lengua el despertó de su sueño.

Para responderle la pregunta de una noche anterior.

-Si puedo-

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Primero yo con el dedo indice al final de su espalda; comentó:

Sí. Si puede.
Y bien que puede señorita entrevistadora.

Anónimo dijo...

Dulce relato, como un Scharffen Berger deshaciendose en la boca...

Juan de Lobos dijo...

¡MI vida! cuan mal entendidos han sido los gigantes.
Mi Bella Beatrix, se te extraña por los bosques del Lobo.
Mil aullidos tiernos para Usted.

MarvinNation dijo...

¿Scharffen Berger?

Caray, Usted sí que conoce de antiguas maquinarias restauradas, Don George.

MarvinNation dijo...

Beatriz... esperemos que todas las entrevistas resultan tan gratas como esta.

Hasta yo quiero una giganta.

Anónimo dijo...

Jajajaja ora si te la bañaste estimado Marvin!!! ¿como que antiguas maquinas restauradas?

Que no te lea la "dueña de este changarro", porque le vas a generar algun disgusto.

O mejor, que te de algunas lecciones, lo vas a disfrutar seguro.

MarvinNation dijo...

Estimado George,

Scharffen Berger, inició hace pocos años, en San Francisco, fabricando chocolate, de alli su lema "from Bean to Bar".
Iniciaron trabajando con máquinaria europea antigua y restaurada para, quiero pensar, hacer su chocolate un producto más rústico y fino.
Lástima que Hersheys los compró.

Y de su comentario, caray... yo le sugiero disculparse IPSO FACTO, pero no conmigo. A mi me divirtió este equívoco, y los que nos faltan.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Caray señor, me excedi, y agradezco la aclaración y me disculpo IPSO FACTO de tal abrupto, la ignorancia me ha hecho caer, y mira en que sitio nada mas!!

De nuevo mis disculpas y todos mis respetos señor...

Anónimo dijo...

Que emocionante relato, a veces los gigantes son como Gaia misma, pueden tener abismos, cráteres, ríos y montañas, pero su centro es lava ardiente.
Palomilla sorprendida del texto

Anónimo dijo...

Beatrix: Desde hace unos días que he pasado a saludarte y no he podido. Me voy sumamente triste de tu casa.
Espero ahora si poder dejar comentario y petición, preguntale por favor a tu gigante si tiene un gemelo y me lo mandas a Monterrey, si?
Un abrazo
Rossy