viernes, octubre 29, 2004

Haz Todo Como Te Enseñe

-¿Así que tienes una cena? Pues es muy sencillo, prepara varias guisados que incluyan pollo, carne y puerco, prepara un arroz blanco con chicharos, uno verde y uno rojo acompáñalos de plátano macho frito, recuerda que el plátano tiene que estar muy maduro, que la cáscara este casi negra. Y por ultimo sirve de guarnición rajas con crema, ni se te ocurra utilizar la crema americana, pues la acidez y la textura no es la misma, sino puedes conseguir la que utilizamos acá, usa la marca Eugenia. Pero sobre todo, haz todo como te enseñe-.
Esas no son otras más que las palabras de una de las personas que más me han influenciado en la cocina. Cuando él me dice que haga todo como me enseño, en realidad lo que quiere darme a entender es que dos semanas antes del banquete tuve que haber trabajado en el menú, una semana antes en el orden en la mesa, confirmar que no haya ningún tipo de restricciones alimenticias en los invitados. Tres días antes comprar los ingredientes, dos días antes, iniciar el preparado de consomés y tatemado de chiles, confirmar que los arreglos florales estén en el mercado de Jamaica, planchar y almidonar manteles y servilletas, inventariar vinos y bebidas, seleccionar música. El día. Que por cierto debe iniciar a las cinco de la mañana con preparación de guisados, sopas, salsas y ensaladas. Arreglo de mesa con vajilla y cubiertos, preparación de postre y frutas de estación. Colocación de tarjetas con el nombre de cada invitado y su asiento asignado. Flores por aquí y flores por allá. Todo, todo debe estar a la perfección, la bebida, la música, el ambiente, las flores, la selección de comensales, pero sobre todo: La comida.
Las cenas en su casa son todo un evento, sentarse a la mesa con él, es un viaje por el mágico mundo de los placeres y las delicadezas, nunca nada en un plato que él sirva, será accidental, ningún vino será acompañado de un platillo sin él estar convencido que son el mejor par. El cuidado de la música y la luz tampoco pasara por alto, él es un convencido de que la luz de las velas favorece a todas las personas. Pero sobre todo él es un convencido de que cuando le abres la puerta a alguien de tu casa y lo invitas a tu mesa, esa persona debe ser tratada como un rey, sírvales lo que les sirvas.
Se que unas horas acabado mi compromiso el teléfono sonara y será él.
-Cuéntame querida, ¿como fue la velada?- entonces yo tendré que recrear de nuevo la noche, describir cada platillo, la presentación, los comentarios de los invitados, los arreglos florales, cuantas velas había en la habitación, que elección de música, de que casa vitivinícola era la selección de vino que serví, en fin seré sometida a una recapitulación de los eventos con lujo en el detalle.
Después vendrá un silencio que interrumpiré al preguntarle: ¿que te perece?
El terminara de exhalar el humo de su cigarrillo del otro lado de la línea y me dirá: -me alegro querida, estas aprendiendo-.
Aun estoy muy lejos de igualar una de sus mesas, mis arreglos florales no tienen la misma gracia que él les pone y mis rajas con crema aunque ricas, no saben a las suyas. Mi puerco en adobo es de una consistencia gruesa y mi arroz verde es aun bastante pálido. Sigo sin aprender a empatar un vino con los postres y mis aperitivos tienden a ser pesados, y cuando caigo en cuenta la música no se esta escuchando.
Supongo que tiene razón cuando me dice que estoy aprendiendo, aun que yo sienta que hice todo como él me enseño…


Beatrix

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